Una Rambla en miniatura

Calle Rogent, Barcelona

La calle Rogent es una de las más bonitas de Barcelona. Es una pequeña calle peatonal situada en los confines del Eixample Derecho, poco antes de llegar a la avenida Meridiana, y queda partida por tres de las vías más importantes de la ciudad: Provenza, Mallorca y Valencia. Rogent se encuentra en el Camp del Arpa del Clot, un barrio delimitado por la Sagrada Familia, el Guinardó y la propia Meridiana. Para algunos, esta zona está demasiado alejada del centro. De hecho, muchos barceloneses nunca han oído hablar de Rogent ni han paseado bajo sus árboles. Pero eso ha permitido conservar el espíritu de barrio, lejos del tráfico y de los ríos de turistas que recorren la ciudad.

Al quedar fuera del plan urbanístico de Ildefonso Cerdà, en Rogent no hay ninguno de los hermosos edificios modernistas que pueblan el Eixample. Sin embargo, ha sabido mantener el carácter de vila que caracterizaba a los pueblos de los alrededores de Barcelona que, finalmente, acabaron absorbidos por la ciudad. Eso se nota en el trazado irregular de la calle y en los edificios que la bordean. Las casitas bajas que abundaban a principios del siglo XX conviven con bloques de pisos altísimos, al más puro estilo Núñez y Navarro.

Repartidos en los cuatro tramos de Rogent hay un colegio y un instituto, bares y restaurantes, supermercados y comercios varios: desde una ferretería hasta una librería low cost pasando por la mercería de toda la vida. Los comercios más antiguos resisten como pueden, aunque cada vez son menos: la Juguetería y Cuchillería se ha convertido en un local de manicura y la tienda de artesanía, en un bar de tapas.

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En Rogent también conviven todo tipo de asociaciones. En la esquina con la calle Provenza se encuentra la sede del Foment Martinenc, que fue fundada en 1877 y es una de las entidades sociales más antiguas de ciudad El Instituto Juan Manuel Zafra ocupa el edificio modernista de la Antigua Escuela Municipal de Artes y Oficios, creada en 1909. Y un poco más abajo, al lado de la mercería, se encuentra el Centro Social Okupa Autogestionado, que ofrece servicios para la gente del barrio como una biblioteca abierta y un mercadillo de ropa de intercambio.

Rogent es una radiografía de la vida en Barcelona: niños y adolescentes corriendo para entrar puntuales a clase y caminando relajados a la salida; jubilados paseando a cualquier hora, sentados en los bancos viendo a la gente pasar; los bares y terrazas llenos el día de1 partido, vibrando cada vez que marca el Barça; un enjambre de familias, bicicletas y monopatines cada domingo.

Es como una Rambla en miniatura, sembrada de árboles que crean una bóveda natural todo el año. En verano, la luz se cuela entre las hojas; en invierno, las ramas disimulan el frío y el cielo gris. En Rogent no hay artistas callejeros ni figuras humanas, pero siempre está llena de gente que la pasea arriba y abajo. Es la Rambla que los barceloneses querrían recorrer: libre de turistas, de vendedores ambulantes y de terrazas con precios impopulares.

Un paseo de Alba Fernández Candial.

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